Foto: Marcela Castro
Hacerte el amor es bonito,
besarte es bonito,
andar con vos de la mano caminando cualquier calle,
bien pegaditos.
¡Eso es bonito!
Porque es bonito lo que siento dentro cuando te tengo cerca,
en distintos momentos,
en distintas dimensiones e intensidades.
Así de bonito siento,
así de bonito te quiero.
¿Cómo se contienen las ganas cuando una está enamorada?
Con vos no las contengo.
Yo con vos las desato.
Se alborotan las ganas cuando estás cerquita y todo el enamoramiento me desborda:
quiero comerte (figurativamente),
besarte (apasionadamente),
abrazarte (asfixiantemente)
y no soltarte…
tocarte, tocarte y sentirte…
Entonces, declaro mi gusto por vos.
Podría hablarte de la realidad real:
de la represión que ejerce el gobierno,
de la lucha de los pueblos,
de mis luchas personales
y de lo difícil que está la vida en esta «ciudad tan fea»
en la que la gente se entrevista a sí misma,
los presidentes abusan de su poder y
los genocidas son absueltos por la manipulación del sistema de justicia racista.
¡Pero no!
Yo quiero hablarte de lo mucho que me gustan tus ojos,
de lo bien que me saben tus labios,
de lo profundo que se me queda tu olor en el cuerpo ,
de la necesidad que tengo de juntar los ombligos
y sudar transformando el ambiente.
Sentirnos.
Sentirte.
Quererte dos y tres veces y descansar cansados de tanto amor,
hartos ya de tanto cariño, de tantos besos y de tantas caricias,
dejando descansar las manos, los labios, los centros
y cada músculo involucrado en el arte de amar bonito.
Alimentar tus sueños quiero
y tu alma,
día a día,
pero es demasiado pretencioso (y demasiado patriarcal).
Me conformo con alimentar estas ganas que tenés de mí y colmarlas un día de estos
Y seguirte queriendo bonito para que vos hagás lo mismo.