Suspiros de verano (cuento)

Ella escuchó cómo su madre, en un acto de esperanza le preguntaba al sujeto en cuestión: “Está seguro de quererse quedar con ella. Ya conoce cómo es”. Esas palabras zumbaron en su estómago, su cabeza y su corazón. Tras un suspiro profundo decidió ahogarlas. Avanzó en la noche queriendo salir de ese cuerpo herido, queriendo encontrar la manera de contener la tristeza que emanaba a correntadas de sus ojos, nariz y de su boca, con cada alarido que daba repudiando el desazón. Los años de separación y ausencia parían esa noche el más cruel de los frutos.

Ese recuerdo palpitaba de nuevo en su mente. El taladro empezó al escuchar aquel suspiro profundo saliendo de su pecho, como si él no pudiera contener más los desvaríos de sus acciones. Quiso arrancárselos todos juntos para que no tuviera más ladrillos con que sepultar su jodida alma. Vio en sus pasos y sus ojos, duda; esa que florecía producto de años de decisiones interesantes. Vio ciclos repetirse. -¿Estás seguro de querer caminar a mi lado?-

Sintió la fuerza de las manías que apolillan buscando una ruta de escape; relojes partirse en pedazos alfombrando separaciones sin más minutos o segundos que ofrecer. Allá iba su voluntad diluida en el llanto que corría entre sus venas y músculos.

No podría llorar como loca en esa plaza llena de gente. Seguramente tantos ojos despistados pasarían por alto aquel desliz; no hay tiempo para reparar en llantos mientras se vuelve a casa soñando mecánicamente en el final feliz. Pero él lo sabría.

De alguna manera intuiría las maldiciones que escribió al reverso de cualquier papel. Sabría si lloraba inconteniblemente y volvería a suspirar, más hondo, más hondo, más hondo quizá, hasta ahogar definitivamente la poca paciencia que le quedaba o como buscando otro tanto. Aquel sujeto había desarrollado la capacidad mágica de saber cuándo estaba triste, alegre o ansiosa, así que apretó los lagrimales.

Le fue mucho mejor recorriendo el tiempo, andando las calles soleadas de final de verano mientras recordaba la fe que le tuvo aquel otro hombre en otro tiempo de su vida. Sonrió brevemente. Algunas veces, cuando las piernas no le respondían y el corazón parecía detenerse, volvía al archivo de recuerdos. En medio del alboroto encontraba la esperanza, la buena acción, la palabra certera.

Sintió las ganas locas de saberse juzgada y enjuiciada por aquella voz contundente que nunca perdió la confianza en su ser (aunque desde siempre tuviera la habilidad de echar a perder las cosas). Quiso solo ser ella, la hija de su padre y tener aquellos brazos disponibles para que la cargaran alto, o los dedos que la hicieran reír hasta el llanto. Siempre es bueno volver un poco la vista. Así le volvían las ganas, reafirmando que no todo fue tan malo como las palabras de su madre.

Decidió atar un hilo rojo a la fe de alguien, en cualquier lugar del universo. No podía haber hecho las cosas tan mal si seguía allí. Claro, –no todo es siempre color de rosa ni vivo en una burbuja-, eso ya lo había entendido tiempo atrás. La vida es policromática. Desde algunos años atrás dejó de creer en las princesas; pero hasta hace poco entendió que algunos sapos o ranas se quedan así sin importar los besos que le atiborren.

Ser rana no es tan malo si se es una rana coherente. Lo mejor de todo eran los besos, así que salió de la plaza y fue en busca de ellos. Llenó sus pulmones de aire y al encontrarlo de frente, con un amoroso y frenético beso, le llenó los suyos casi haciéndolos explotar. –Para que sigas suspirando-.

suspiros. cuento Foto tomada de la web

PARA VOS -en préstamo-

Foto: Fernando Poyón

Foto: Fernando Poyón

Para vos tengo un par de galletas de mantequilla y un tecito de manzanilla, por aquello de las nostalgias y las tardes de recuerdo, más intensas que las canciones de los 80 que tarareamos gracias a nuestras hermanas.

Vos sos de esas niñas grandes que pretenden ser adultas y hacen berrinche mientras se embriagan de madrugadas y se ahogan en llanto porque tienen el corazón tan tremendo: pinchado como una pasa ante las ausencias y los desamores, e intenso como un güisquil. Tenga presente el cielo cuánto amor alberga tu corazón a la hora de repartir redenciones ya que los corajes que reparte son producto del extremo amor que promulgás.

La niña grande de los ojos profundos. La que sale bien en las fotos y tiene pendientes más de 20 oficios: podrás ser taxista, mecánica, especialista en berenjenas, catadora de café o aguardiente, empapeladora, camionetera, entre muchos otros etcéteras. También podés ejercer la hermosa función de hermana prestada; porque eso de ser hermana ha trascendido la cuestión del adn o las sangres positivas o negativas.

Es cuestión de paciencia. Conforme pasa el tiempo y se va arando, escarbando, a base de palabras y complicidad, pues resulta que se puede cosechar una hermana prestada. Yo tengo paciencia y vos mucha enjundia para aguantar mis propios berrinches; además, tengo cientos de palabras ya anotadas en la mente de las cosas que tenemos pendientes.

Si te hacés presente,niña-compa-hermana, las ausencias se hacen más cortas, los vacíos que dejan las hermanas verdaderas se hacen más llevaderos, y hay con quien compartir la hora del chisme, los reclamos y la complicidad para armar la revolución, construir un mundo donde quepan otros mundos y luchar por la paz mundial.

Ándale niña grande, te pego el corazón con chicle y jugamos a las escondidas sin perdernos en el tiempo.

—–Para vos, la niña del abrigo bolchevique, de los ojos intensos y el cabello milimétricamente recortado Cele Maltiox—–

(waqxaqi’ B’atz’)

Hilos de colores que florecen de la tierra, que danzan en el viento, que acarician mi ser. Sos el beso y la caricia en el corto día, en la noche eterna. Vení, es tiempo de trenzar los cuerpos bajo la tibia luna rebelde-presente en el azul del cielo, entre el amor ardiente.

Vámonos.  Aquí no se olvida por decreto ni se perdona por ley. Es tiempo de desenredar la historia, de llenar nuestras tinajas con agua fresca de manantial en resistencia… continúa la lucha eterna entre lo vacio y lo lleno, lo real y lo formal; el andar contra el silencio

Tantas ganas de vos. Tantas ganas de vivir dignamente.

B’atz’ – foto: Norma Chamalé

(algo de amor romántico)

Foto: Marcela Castro

Foto: Marcela Castro

Hacerte el amor es bonito,
besarte es bonito,
andar con vos de la mano caminando cualquier calle,
bien pegaditos.
¡Eso es bonito!

Porque es bonito lo que siento dentro cuando te tengo cerca,
en distintos momentos,
en distintas dimensiones e intensidades.
Así de bonito siento,
así de bonito  te quiero.

¿Cómo se contienen las ganas cuando una está enamorada?

Con vos no las contengo.
Yo con vos las desato.
Se alborotan las ganas cuando estás cerquita y todo el enamoramiento me desborda:
quiero comerte (figurativamente),
besarte (apasionadamente),
abrazarte (asfixiantemente)
y no soltarte…
tocarte, tocarte y sentirte…

Entonces, declaro mi gusto por vos.

Podría hablarte de la realidad real:
de la represión que ejerce el gobierno,
de la lucha de los pueblos,
de mis luchas personales
y de lo difícil que está la vida en esta «ciudad tan fea»
en la que la gente se entrevista a sí misma,
los presidentes abusan de su poder y
los genocidas son absueltos por la manipulación del sistema de justicia racista.

¡Pero no!

Yo quiero hablarte de lo mucho que me gustan tus ojos,
de lo bien que me saben tus labios,
de lo profundo que se me queda tu olor en el cuerpo ,
de la necesidad que tengo de juntar los ombligos
y sudar transformando el ambiente.
Sentirnos.
Sentirte.
Quererte dos y tres veces y descansar cansados de tanto amor,
hartos ya de tanto cariño, de tantos besos y de tantas caricias,
dejando descansar las manos, los labios, los centros
y cada músculo involucrado en el arte de amar bonito.

Alimentar tus sueños quiero
y tu alma,
día a día,
pero es demasiado pretencioso (y demasiado patriarcal).
Me conformo con alimentar estas ganas que tenés de mí y colmarlas un día de estos
Y seguirte queriendo bonito para que vos hagás lo mismo.

(desobediencia)

JP Chumil

JP Chumil

(como diría tu abuelo:  “a las mujeres ni todo el amor…”)
 
¿qué le digo a tus ancestros?
¿que sus palabras no han dado frutos?
¿que vino el pájaro y se comió la semilla?
¿que tu corazón es autónomo y
que en este país, al menos eso pudiste decidir?

Les diré
que en esta vida,
a pesar de sus consejos
te enamorás cada día a través de mis ojos/

Los cuerpos solo encuentran paz después del amor/

A pesar de su insistencia
aprendiste a nombrarme,
te aprendiste las coordenadas de mis tiempos,
de mis ganas,
nuestros ritmos/

Desobediencia provocada por ancestrales necesidades/

Soy solo una parte de tu amor
Y con eso nos basta.

imagenes mentales

las pupilas se dilatan
las neuronas tiemblan
las venas se tensan
las piernas extrañan
la lengua se emociona
los labios se estremecen
la conciencia es inconciencia
las gotas se asoman
los músculos se contraen
las manos aprietan
la boca se abre
los pies se aferran al suelo para no dejar de volar
para contener a la mente en este sueño erótico que es placer y engaño al mismo tiempo
que son palabras con sentido lanzadas al viento cómplice
y ganas presentes de futuro ausente
muévente al rededor mío,
muévete sobre mí con todo tu ser viniéndose sobre mi vientre…
muévete abajo y entre mis piernas, sientiendo todo mi ser hecho escencia
muévente con el ritmo del tiempo en pausa y con la energía de un lugar abstracto sin puntos cardinales que indiquen nuestra presencia

Esa forma tan cruel de hacerme extrañarte.
Ahora deseo más tus labios,
reconstruyo encuentros volátiles,
recorro tu cuerpo al tiempo que navego el mío.
Reaparezco la sutil sustancia que emerge de mis ganas,
esas ganas que se quedan conmigo,
provocadas con tu delirio distante,
con mi quererte tanto…
Esa crueldad me la he cobrado;
me sobran ganas de quererte,
me falta tiempo para esperarte